martes, 27 de octubre de 2015

Chau Flaco


CHAU FLACO

A veces los destinos de los hombres y la patria se conjugan de una manera perfecta.

Este designio del contrato social, tal cual lo definió Rousseau o lo catalogó Foucault se cumple a rajatabla en la vida y la muerte de Néstor. Simplemente Néstor.



Su vida fue tan útil a la sociedad en la que se desenvolvía como la sociedad fue útil a su deseo de contrucción nacional y popular.

Venido a la vida política con una visión de futuro que pocos tenían, Néstor transformó para mejor todo lo que tocaba. Inclusive modificó para mejor a sus enemigos: les marcó la cancha, les hizo ver que existía, que existe otro poder, el poder popular. Y ese poder popular, llevado adelante por la comunidad organizada, es invencible.

Peronismo en estado puro esta definición. Simplemente porque Néstor era, es, peronismo en estado puro.

Podemos avanzar en sus logros y sus errores, pero prefiero detenerme en mis sensaciones porque hoy la razón es la sinrazón. No se puede intelectualizar el dolor. No se puede aplicar la inteligencia a la voz quebrada con las emociones a flor de piel.

Realmente, y como dice mi amigo Fabián, "estoy muy triste, no pensé que quería tanto al pingüino". 

Es que Néstor fue más que un presidente, más que un lider político.

Néstor fue el gestor del renacimiento político. Fue el impulsor de la lucha militante luego que el liberalismo envió a millones a sus casas sin importar que pasaba fuera de sus puertas. Néstor fue el que abrió las ventanas para que veamos que la construcción es colectiva, que uno solo no se salva. Que divididos somos endebles, débiles. Que aquellos que pregonaban "que se vayan todos" estaban equivocados, porque muchos se quedaron y dieron la lucha. Porque reivindico la militancia. Porque dignificó a los trabajadores generando empleo, abriendo las paritarias, dando crecimiento y esperanza. Porque llevó adelante una reparación histórica en los jubilados, cuando siempre fueron una variable de ajuste. Porque terminó con la impunidad juzgando a los asesinos y secuestradores. Porque logró la independencia económica y política de los organismos que nos destruyeron. Porque consiguió que la Argentina fuera admirada. Porque, simplemente, me devolvió el orgullo de ser argentino.

Hoy nos dejó por un rato.  Ese rato que se mide en lo que nos queda de vida a cada uno. Porque, estoy seguro, donde se encuentre va a reivindicar las luchas populares.

Ese Néstor Pueblo que supo que lo mejor era seguir hasta la muerte. Porque, simplemente, la inmortalidad no pudo esperar.